Este trabajo tiene por objeto examinar los movimientos del mejoramiento social realizados en las comunidades rurales de México. En la primera mitad de este siglo, para el desarrollo nacional se elevó el interés por mejorar las situaciones económica, social y cultural en las regiones rurales donde vivían muchos indígenas. En esa época, muchos políticos y altos funcionarios consideraban que las culturas indígenas estaban mucho más "atrasadas" que las urbanas por las malas comunicaciones con las ciudades, las largas opreciones históricas etc. Por lo tanto, el gobierno federal tenía muchas esperanzas de la educación rural como uno de los medios más eficaces para mejorar las situaciones en que vivían los indígenas.
Mientras se estiman mucho las obras educativas del Estado como esfuerzos para el mejoramiento de las comunidades rurales, hay muchas críticas de que difundir la educación para los indígenas es incorporarlos unilateralmente a la sociedad dominante, la mestiza. Sin embargo, observando las actividades educativas en las comunidades rurales, había unos casos en que los habitantes participaban activamente en ellas y otros en que rechazaban a los maestros y las escuelas. Es decir, no podemos considerar que los indígenas fueran incorporados a la sociedad dominante por la educación. Más bien, como señalan Mary Kay Vaughan y Elsie Rockwell, debemos captar que las escuelas rurales constituyen un nuevo espacio donde los habitantes y el Estado se negocian por medio del maestro en torno a poder, cultura, derechos etc.
Como el primer paso para aclarar las funciones de escueles rurales como "arena de nagociación" y de maestros rurales como "mediador", enfocando "la Casa del Pueblo" y "las Misiones Culturales" en los años veinte, este trabajo examina sus actividades concretas realizadas para formar nuevos mexicanos, hogares, comunidades y "la nación".